La lucha de los maestros en Guatemala
En las plazas históricas del país, como el Parque Central frente al majestuoso Palacio Nacional, los pasos firmes de los maestros han resonado con fuerza a lo largo de los años. Su lucha no es reciente, ni ligera: es una resistencia constante, una voz colectiva que clama por justicia, por dignidad y por reconocimiento.
Los maestros guatemaltecos no solo enseñan en las aulas; también educan con su ejemplo en las calles. Marchan con carteles que piden justicia salarial, reclaman carrera magisterial digna, y exigen condiciones laborales justas. Representan a comunidades enteras, muchas veces rurales, donde la educación es la única esperanza para un futuro mejor.
Frente a ellos, en muchas ocasiones, se levantan muros invisibles de indiferencia y también líneas visibles de policías resguardando edificios gubernamentales. Pero los maestros no retroceden. Sus cantos y consignas recuerdan al país que no se puede construir una nación justa sin valorar a quienes forman a sus ciudadanos desde la infancia.
Esta lucha no se trata solo de dinero. Es una demanda por respeto al trabajo docente, por aulas en buen estado, por materiales, por un sistema que funcione. Es una protesta que dice: “queremos enseñar, pero también queremos vivir con dignidad”.
Cada protesta es una clase pública. Una lección de civismo. Y cada maestro, una prueba viva de que educar también es resistir.